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La atención es un dominio cognitivo esencial, de hecho, de ella dependen otras funciones cognitivas en gran medida.
Hazte la siguiente reflexión:
¿Si no atendemos algo podemos aprenderlo o recordarlo?
Cabe puntualizar que cuando se mantiene la atención en una tarea estaríamos hablando de concentración. Por lo que para que haya concentración debe haber atención.
Con una cantidad de videojuegos estimulantes cada vez mayor, Netflix, HBO, YouTube a un click de distancia y cualquier otra actividad al aire libre o extraescolar… el hecho de sentarse delante de una mesa y leer esas letras estáticas con las que no podemos interactuar o volarlas en mil pedazos como estamos acostumbrados con los videojuegos, se convierte en algo un poco complicado. Y si encima no queremos despistarnos y aprovechar bien el tiempo todavía más.
Sin embargo aunque a nuestro pequeño o pequeña le cueste atender, siempre hay algo que podemos hacer para propiciar una mayor atención y concentración.
1. Minimizar los estímulos distractores
Si queremos mejorar la atención debemos empezar creando un entorno que propicie el aprendizaje. Libre de cualquier distracción, ya sean visuales como comentaremos más adelante o incluso sonoras.
Esto significa elegir un lugar con la menor cantidad de estímulos distractores posibles. Si tu pequeñ@ estudia en la mesa de su habitación, deberás asegurarte de que su móvil, tablet, videoconsola o televisión queden lejos de su alcance.
Asimismo guardaremos cualquier juguete, libros, papeles o apuntes… que no sean necesarios para el objetivo a conseguir! Ten en cuenta que esa caja de plastidecedor tan inofensiva que queda en la esquina de la mesa justo a su lado puede ser un arma de destrucción masiva de la tarde de estudios, con la que puede pasarse mucho tiempo llenando de garabatos y dibujando en el libro!! Junto con lo anterior si conseguimos a la vez crear una rutina de limpieza y ordenado de su mesa ya sería estupendo. Aunque de la creación de rutinas hablaremos en una futura entrada.
En definitiva, el objetivo es reducir la cantidad de estímulos que puedan generar un despiste, y que su atención se desvíe. Aquí os dejo una foto de una de nuestras salas para ejemplificarlo un poco mejor:
Aunque pueda parecer algo «exagerado» el ejemplo anterior, sirve para transmitir el mensaje y la necesidad de cómo el entorno puede influir en nosotros. Como podéis ver, dejando a mano sólo lo necesario, se reducen las posibilidades de despiste y podemos influir a través del ambiente en la conducta.
2. Estudiar con actividad física
¿Sabías que es posible mejorar la capacidad de atender realizando ejercicio? Los niños que tienen dificultades con su atención resulta que si les damos algún juego activo de cinco minutos más o menos dentro de la sesión de estudio consiguen mejorar su atención. ¿Cómo podemos hacer actividad física sin salir de casa y en un piso del siglo XXI?
Por ejemplo pegando unos cuantos saltos en la habitación, una carrerita rápida por el pasillo o botar la pelota podrían servir. De hecho, muchos estudios que han trabajado con personas con un trastorno por déficit de atención e hiperactividad confirman esto.
3. Hacer pequeños descansos en la sesión de estudio
La capacidad de mantener la atención en algo va en relación de diferentes factores. El más general puede ser la edad. Es decir, un niño de 4 años no podrá mantener la atención el mismo tiempo que otro de 9. A más edad mayor capacidad de mantenerla. También depende de la novedad de la tarea y como siempre de la persona. Para calcular el tiempo podemos multiplicar cada año de vida por entre 2 y 5 min como máximo. Así pues, en un niño de 5 años podríamos hacer un pequeño descanso cada 10-25 min. Pero cuidado! Las actividades a realizar deben ser breves durante esos descansos deben ser breves y no muy complicadas o estimulantes. Sino será difícil hacerlos volver a “hincar codos” 😉
4. Establece un tiempo de estudio
Podemos mejorar la motivación de cara al estudio si establecemos metas claras y se lo comunicamos. Ahora que sabemos cuantos minutos puede mantener la atención en una tarea en función su edad como explicabamos en el punto 3, podemos empezar creando sesiones de estudio multiplicando cada año de edad por dos minutos e ir subiéndolo progresivamente según veamos su rendimiento.
Crear unas expectativas claras de cara a lo que tiene que estudiar puede ayudarle. En algunas sesiones que he tenido que recurrir a este arma, también he optado por hacer la sesión de estudio más visual. Dibujar un círculo y partirlo en diferentes fracciones que representan cada una 10 minutos e ir tachándolos. También sería una opción asociar esos trocitos a un pequeño descanso…
5. Divide y vencerás
¿Y si en vez de programar un estudio de todo el tema entero lo dividimos en pequeñas partes ?
Por ejemplo, si estamos estudiando el tema de la materia y dentro de este se encuentran sus diferentes estados, mezclas y cambios químicos… ¿Por qué no ir parte por parte a la vez que utilizamos algunos de los consejos anteriores? Vamos con la materia y cuando termine pequeño que haga un pequeño descanso para luego volver y hacer el siguiente.
5 + 1. Explicar y hacer que entienda en que consiste atender.
A veces nos limitamos a pedirle por activa y por pasiva que se centre, que preste atención, que no se despiste… ¿Pero nos hemos parado a pensar si sabe en que consiste atender? En mis sesiones intento explicarlo con pequeñas historias, cuentos breves o analogías.
6. Conclusiones
Por supuesto hay muchos más consejos que se pueden aplicar para conseguir darle ese pequeño empujón a la concentración. Más adelante publicaré otra entrada que dejaré aquí abajo con otros pequeños consejos a seguir.
Desde el Centro Clínico Amado y su servicio de psicología y neuropsicología están a vuestra disposición para resolver cualquier duda.
¿Has utilizado alguno de estos consejos? ¿Te gustaría compartir con nosotros algún otro que hayas puesto en práctica? Déjalo en los comentarios
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