Ayudar a los demás es fácil, sólo necesitas voluntad y el deseo de participar como hacedor de un mundo mejor en la medida que puedas. Sintiéndote feliz haciéndolo sin esperar nada a cambio, enriquecerás tu entorno a la vez que tu estado interno y tu felicidad en general. ¡Ayudar altruistamente, es especialmente gratificante!
Sin embargo, hay que tener en cuenta, que, aunque ayudar es beneficioso, una excesiva entrega puede resultar perjudicial si se da con sobreesfuerzo más de lo que se puede o si se hace para fomentar intencionadamente la reciprocidad.
El caso es que ayudar beneficia al destinatario y también a quien ofrece ayuda. De hecho, existen varios estudios científicos sobre este tema como por ejemplo, el basado en imágenes cerebrales de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), en el que los resultados de la resonancia magnética funcional (fMRI) con escáneres cerebrales, indicaron que cuando se ayudaba, las áreas cerebrales relacionadas con la recompensa se activaban y cuando no se ayudaba, esas mismas regiones reducían su actividad.
Se comprobó que favorecer generosamente a los demás beneficia la salud de la persona que lo hace puesto que recibe recompensas intrínsecas entre otras como:
- Reducir el estrés al crear intercambios positivos que aumentan la felicidad entre quien da y quien recibe la ayuda, ya que las relaciones se basan en la reciprocidad, confianza y gratitud que hacen más fuertes los lazos emocionales aumentando el bienestar.
- Acrecentar la satisfacción personal al premiarse el sacrificio personal que se ve reflejado en el receptor mediante las neuronas espejo.
- Mejorar la autoestima al saber que se actúa correctamente.
- Aumentar el pensamiento positivo y optimista minimizando el victimismo de la queja al ser más conscientes de la suerte que se tiene al poder ayudar sin necesitar ser ayudado.
- Aumentar el sentimiento de pertenencia y de autorrealización por el sentimiento de unidad que se crea al beneficiar a otras personas en un objetivo común.
Llegados a este punto, puedes preguntarte cómo puedes beneficiar a otras personas sin necesidad de que sea económicamente si no puedes hacerlo así, y es que no es imprescindible, puesto que puedes hacerlo de otras muchas formas. Así que te expongo algunos ejemplos entre los muchos que hay.
- Regala solidariamente lo que no necesites ni utilices procurando que esté en buen estado mejorando la calidad de vida de los más desfavorecidos que tú.
- Sonríe a los demás. La sonrisa positiviza tanto a quien la recibe que puede cambiar un mal día en un día genial.
- Puedes realizar iniciativas solidarias para recaudar fondos destinados a ayudas dentro de tus reuniones lúdicas. Las hará más interesantes y enseñarás a ayudar.
- Intenta saber escuchar comprendiendo y comportándote de acuerdo a los gustos ajenos siempre que sea positivo, porque os fortaleceréis vuestra autoestima, confianza y entendimiento mutuamente.
- Potencia con tu actitud y tus palabras las fortalezas psicológicas de quien lo necesita.
- Elogia las cualidades y virtudes ajenas con caricias verbales favoreciendo el reconocimiento y la autoestima. No te centres en lo “menos positivo”. Lo negativo déjalo pasar. Nadie es perfecto.
- Reconoce, respeta auxilia a las distintas formas de vida animal y/o vegetal por la pureza de su existencia.
- Aconseja lo mejor posible y escucha con buena energía a quien lo requiere. Intenta formarte lo mejor posible para que tu asesoramiento siempre entre paz generalizada y bienestar personal.
- Ten algún detalle inesperado.
- Devuelve siempre los favores en la cadena de favores recompensados de la vida.
- Intenta aumentar los conocimientos que consideres oportunos para el contexto que potencie alguna ayuda en particular.
- Puedes ser voluntari@ ayudando a niños en situaciones precarias familiar o económicamente compartiendo tu tiempo con ellos leyéndoles cuentos, hablando o consolándolos. Sólo necesitas ofrecer tu ayuda a las instituciones de acogida pertinentes.
- Dona tu tiempo solidariamente como voluntari@.
- Da comida a quien la necesita. Generalmente se tiran muchos alimentos a la basura porque sobran o van a caducar. Hay quien los sueña en sus sueños más profundos al no poder casi alimentarse.
- La tecnología también ofrece grandes posibilidades de ayudar aportando tus conocimientos con un trabajo colaborativo en Internet a través de las redes sociales, compartiendo tus conocimientos a nivel global.
- Reduce la basura, reciclando los envases, emplear los restos vegetales como abono orgánico, o evitar la compra de productos con envoltorios como hábito, son un ejemplo para concienciar ambientalmente a otras personas.
- Emprende alguna iniciativa propia o colectiva organizando actividades grupales entre amigos o conocidos recaudando fondos para algún beneficio social.
- Participa en alguno de los intercambios lingüísticos, culturales o de otra meta, facilitando experiencia y conocimientos. Lo puedes hacer a través de universidades y organizaciones internacionales.
- Acoge y consuela a los tan desfavorecidos animales de la calle o de centros de acogida. Te necesitan y te harán feliz.
Adela Amado, psicóloga en Valencia, comparte con tod@s nosotr@s la siguiente infografía.
Como ves, hay éstas y otras muchas formas de ayuda a los demás. Seguro que a ti se te ocurren otras. En fin, ojalá la intención de ayudar de este comentario pueda servir para echar un capote amparando a alguien ya sea persona, animal o ambientalmente.
¿Te animas a compartir otra manera de ayudar a los demás?
¡Deja tu comentario para que tod@s podamos leerlo!